miércoles, 17 de agosto de 2016

¡¡¡ Vas a asistir pronto a una entrevista de trabajo…!!! ¡¡¡No puedes dejar de Leer esto…!!!

8 preguntas trampa en una entrevista de Trabajo
(y cómo afrontarlas con éxito)


Cuando nos presentamos en una entrevista de trabajo, lo primero que pensamos es, ¿Qué nos van a preguntar los psicólogos?, y vaya sorpresa que nos llevamos en algunas de ellas. Lo primero que debemos asimilar y conocer es que la entrevista de personal ayuda no solo a identificar al candidato por su CV o conocimientos sino por su forma de reacciona ante situaciones inesperadas, así como su capacidad para el manejo de situaciones límite.
Los técnicos de selección de personal y de recursos humanos han empezado a hacer uso de las preguntas trampa, por ello aquí te compartimos 8 de las más frecuentes para que puedan identificarlas y ser conscientes del peso que tienen en una entrevista de trabajo.

A continuación, les mostramos las preguntas trampa más utilizadas y cómo podemos responderlas.

1. ¿Cuál fue el mayor error que cometiste en tu anterior trabajo?

Los encargados de llevar a cabo la selección de personal son conscientes de que ningún trabajador es perfecto, y que lo más probable es que tu vida laboral esté llena de fallos más o menos grandes y notorios. Sin embargo, les interesa saber cuál es tu visión sobre el tema.

Cómo responder…

Lo mejor es saber admitir la responsabilidad en el error del que se hable, sin desviar el demasiado tema de la conversación hacia los errores cometidos por otros y que pudieron desencadenar tu propio error.

2. ¿Por qué dejaste tu empleo anterior?

Esta pregunta trampa sirve, en primer lugar, para tener información sobre tus trabajos anteriores y tus motivaciones al trabajar en ellos. Sin embargo, también tiene un lado oculto para ponernos a prueba: nos deja en una situación en la que podemos mentir sobre lo que ocurrió, o bien para hablar mal de la empresa en la que trabajábamos.

Cómo responder…

No hay una única manera de contestar bien a esta pregunta, y la mejor opción dependerá de cada caso, pero sí es necesario tener muy en cuenta que hablar mal de empleadores anteriores puede ser motivo para no pasar la selección. Si realmente dejamos ese trabajo porque las condiciones o el trato personal no eran buenos, esto se debería comunicar de la manera más parca y neutral posible, sin mostrar revanchismo en las explicaciones dadas.

3. ¿Por qué quieres cambiar de empresa?

Esta pregunta sirve para explorar tus motivaciones y evaluar tu grado de compromiso con las empresas. Al responderla, indirectamente vas a estar comunicando qué cosas son las que no quieres en tu nuevo trabajo.

Cómo responder…

La mejor manera de prepararte esta pregunta es, simplemente, informarte antes sobre las características de la empresa y las competencias, funciones y responsabilidades asociadas al puesto de trabajo al que aspiras.

4. ¿Por qué has estado tanto tiempo sin trabajar?

Esta pregunta trampa sirve para explorar los motivos por los que ha habido un parón en tu vida laboral, si la ha habido. De este modo puede saberse si simplemente has tenido mala suerte o si eres una persona poco proactiva, algo que se plasmaría en tu manera de buscar un empleo y también en el modo en el que trabajas una vez empleado.
Además, hay que tener en cuenta que esta pregunta puede aparecer, aunque este paréntesis temporal sin trabajo no haya ocurrido en los últimos meses sino tiempo atrás.

Cómo responder…

Si durante ese tiempo que aparece en blanco en tu currículum has estado haciendo otras cosas que no has dejado escrito por no considerarlo importante o no estar relacionado con el sector en el que trabaja la empresa, debes comunicarlo. Aunque se trate de proyectos personales, trabajos no remunerados o aficiones que exigen mucha implicación, servirán para reflejar que eres una persona más activa de lo que se refleja en tu CV.

5. ¿Prefieres el trabajo individual o el trabajo en equipo?

Es una pregunta bastante clara, pero también tiene reservada una cara oculta. Dependiendo de cómo respondas, puede parecer que siempre estás dependiendo de los demás para trabajar, o bien que no te gusta tener que relacionarte con la gente.

Cómo responder…

Debes tener en cuenta que, aunque cada vez existan perfiles más especializados, la mayoría de las organizaciones prefieren que todo el mundo tenga unas competencias básicas que les permitan trabajar en equipo, ya que de este modo se responde de manera más rápida y eficaz a cambios y novedades en el mercado.

6. ¿Qué puedes aportar a esta organización?

Esta pregunta es un medio por el cual puedes hablar sobre las competencias que crees que se requieren en el puesto de trabajo y sobre tu visión sobre el modo en el que tus capacidades encajan con estas. Pero lo más importante aquí no es lo que dices, sino cómo lo dices: cuál es tu manera de "venderte" y hablar positivamente de ti, y de qué manera eres capaz de argumentar algo partiendo de conceptos abstractos.

Cómo responder…

Aquí debes hablar sobre esas fortalezas personales que no has incluido en tu CV, así como sobre aquellas que sí aparezcan por escrito y creas que están relacionadas con lo que se pide. Es importante que no intentes forzar tu discurso para hacer que competencias muy específicas o poco relacionadas con el puesto parezcan muy relevantes, ya que eso da la imagen de que tienes poco que ofrecer e intentas justificar tu candidatura de cualquier manera.

7. ¿Cuáles son tus defectos o puntos débiles?

Esta pregunta sirve para ponerte a prueba en una situación generadora de tensión y nerviosismo, pero también sirve para ver en qué medida eres capaz de identificar esas competencias en las que cojeas y qué soluciones puedes aportar para que esto no sea un problema importante.

Cómo responder…

Es importante que vayas a la entrevista habiendo pensado qué medidas eres capaz de implementar en las próximas semanas o meses para trabajar esos puntos débiles. De ese modo no tendrás que improvisar, algo que haría que tu nerviosismo ante esta pregunta aumente.

8. ¿Cuál es, según tú, el sueldo apropiado por este trabajo?

La pregunta de "¿cuánto crees que deberías cobrar?" es un clásico y uno de los momentos más peliagudos de la entrevista. Se puede cometer un error tanto si se responde una cantidad demasiado baja como si es demasiado alta.

Cómo responder…


No hay un modo correcto de responder a esta pregunta trampa, y todo depende, en parte, de tu habilidad para afrontar la pregunta. Sin embargo, una manera de evitar ponerse en una situación comprometida es pedir primero que se te hable sobre las cantidades que se están barajando y que se pueda negociar a partir de ahí. También puedes investigar por tu cuenta los días previos a la entrevista para saber, aproximadamente, cuánto se cobra y a partir de ese dato decidir dónde está tu punto de partida.

Psi. Carlos Shimabukuro Guzmán
CPsP. 20378
Ubicarnos también en:https://www.facebook.com/ShiacHRM/

martes, 16 de agosto de 2016

¿La Depresión afecta a niños?, No creo…!!

¿La Depresión afecta a niños?, No creo…!!


Para los padres resulta difícil concebir que un niño que no tenga responsabilidades laborales o económicas pueda deprimirse, los padres que acuden a consulta, por lo menos uno de ellos indica: “Pero si lo veo jugando todo el día”, “no está llorando”, “Va, no trabaja ni paga las cuentas yo debería ser el deprimido”
Pero lo que en realidad ocurre es que la depresión afecta también a los niños. Su falta de madurez los hace más vulnerables, y no siempre saben describir lo que sienten. Por ello mediante este articulo queremos que conozcas las causas y los síntomas de la depresión infantil para ayudarles a superarlo y de ser necesario buscar ayuda inmediata.

I.              Criterio de diagnóstico principal.

1.    La duración del episodio depresivo debe ser como mínimo de dos semanas y no estar relacionado con el consumo de ninguna sustancia.

II.            Presencia de dos de estos Síntomas.

1.      Humor depresivo: los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, a menudo no son capaces de describir cómo se sienten y suelen quejarse de molestias físicas imprecisas, y mostrar una triste expresión facial o una escasa comunicación visual. El ánimo irritable se puede manifestar con una conducta agresiva o acciones que demuestren hostilidad o cólera. En los adolescentes mayores los trastornos de ánimo pueden tener síntomas parecidos a los de los adultos.

2.      Pérdida de interés hacia el entorno, o incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares.

3.  Falta de energía: no juega, rechaza ir al colegio, en casa se le ve desanimado, no habla, etcétera.

III.              Presencia de uno o más de los siguientes síntomas: 
1.    Pérdida de confianza y autoestima, y sentimientos de inferioridad.
2.  Reproches: en los niños se refleja mediante una auto-desvalorización o un sentimiento de culpa excesivo o inapropiado.
3. Ideas o intentos autodestructivos: en los niños y adolescentes se observan signos no verbales de conducta suicida como realizar acciones en las que corre riesgos de forma reiterada, a veces como si se tratase de un juego o adoptar comportamientos autolesivos (por ejemplo, arañarse).
4.   Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, que en el caso de los niños se traduce en problemas de conducta o un bajo rendimiento académico.
5.    Actividad psicomotriz agitada o inhibida.
6.    Alteraciones del sueño.
7.    Variaciones de peso (en los niños generalmente se da un aumento).
8.  Quejas somáticas (dolor de cabeza, cólicos, etcétera). Este criterio es muy frecuente en niños.

Psi. Carlos Shimabukuro Guzmán
CPsP. 20378
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viernes, 12 de agosto de 2016

¿Sabes si eres Resiliente?... ¿Es bueno o malo?... Averígualo aquí

¿Sabes si eres Resiliente?... ¿Es bueno o malo?...  Averígualo aquí





La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo. Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional. Aun así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

Características de las personas resilientes

Las personas resilientes poseen tres características principales:

- Saben aceptar la realidad tal y como es.
2    -Tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido.
3    -Tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.

De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

¿Qué caracteriza a una persona resiliente?

Las personas que practican la resiliencia

  1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
  2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
  3.  Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
  4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
  5.  Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
  6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
  7.  Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
  8. No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
  9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución. 
  10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
  11.  Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
  12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitanPsi.
Carlos Shimabukuro Guzmán
CPsP. 20378
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sábado, 4 de mayo de 2013


Asertividad o el arte de saber decir “no”


En el mundo complejo como este, es necesario que seamos asertivos, sino, tanto nuestros derechos, como nuestras obligaciones acabaran dominándolos.
¿Qué es la asertividad?
Asertividad es la capacidad para expresar propias opiniones, los sentimientos y las emociones sin complejos, de una manera tranquila, sin agresividad, temor o ansiedad, permitiendo a una persona autoafirmar sus derechos como individuo, evitando ser manipulado y sin necesidad de manipular a los demás.
Wolpe (1958) fue quien primero utilizó este término, denominando “conducta asertiva” a una determinada forma de actuar mediante la que se exteriorizaban sentimientos contrarios a la ansiedad, tales como el afecto, el cariño y la amistad, además de la defensa de los propios derechos, e incluyendo además la expresión de sentimientos negativos.

Posteriormente la conducta asertiva entró a formar parte de la práctica clínica dentro del campo de la Psicología, al ser incluida como técnica en terapia de conducta bajo la denominación de “Entrenamiento asertivo” (Wolpe y Lazarus, 1966).
En la actualidad la conducta asertiva está enmarcada en el campo de las “Habilidades sociales“, término que aglutina diversas competencias dirigidas a conseguir una conducta socialmente habilidosa que facilite unas relaciones eficaces del individuo con su ambiente mediante una optimización de la auto estima, del empleo de conductas adecuadas y relaciones exitosas y fructíferas con las demás personas.
Caballo (1986) nos da la siguiente definición de lo que es una conducta socialmente habilidosa: “La conducta socialmente habilidosa es ese conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas.”
ASERTIVIDAD VERSUS ANSIEDAD
Aunque en ocasiones se confunde la asertividad con las habilidades sociales, lo cierto es que es solo una de sus partes.
La asertividad no tiene nada que ver con la necesidad de aprobación; lapersona asertiva no busca con su conducta el beneplácito de los demás, sino que expresa sus propias opiniones aunque esto implique desacuerdos con otras personas.
Cuando expresamos lo que sentimos y pensamos con tranquilidad y sin tapujos, nos sentimos bien, desapareciendo el nerviosismo y la tensión. La asertividadtiene un efecto contrario a la ansiedad; cuando actuamos asertivamente se produce un efecto antiansiedad que hace que nos calmemos manejando cualquier situación de manera más efectiva y equilibrada.
La persona asertiva es socialmente habilidosa, de agradable trato, segura de sí misma, no hiere a los demás con su comportamiento, pero tampoco permite que los demás le hieran, controla su conducta buscando la eficacia y la obtención de las metas fijadas manteniendo con firmeza sus convicciones y expresando públicamente sus ideas sin menoscabo de las opiniones, sentimientos o derechos de otras personas, aunque sean contrarios o no coincidentes con los suyos.
Un ejemplo de lo que es una conducta asertiva podría ser el siguiente:
Imagina que entras en un bar y pides un café con leche caliente. El camarero te sirve el café y cuando lo pruebas te das cuenta de que está templado tirando a frío. En este momento tienes tres posibilidades de elección sobre la conducta a seguir:
1. Callarte y tomarte el café templado.
2. Llamar al camarero e indicarle que el café no está caliente, pidiéndole con educación que lo cambie por otro.
3. Organizar un escándalo al camarero, reériminándole que ese café no es el que tú has pedido y que no estás dispuesto a tomarlo como está, exigiendo que te ponga otro como al principio habías pedido.
Estas tres posibilidades ejemplifican tres estilos diferentes de conducta: pasivo, asertivo y agresivo, de los que ya he hablado varias veces en este blog.
La conducta asertiva, como ya habremos imaginado, se corresponde con la respuesta número 2, y resulta la réplica más eficaz, menos estresante y más adecuada que se puede dar ante la situación descrita, ya que salvaguarda los propios derechos de una manera tranquila y educada, con total ausencia de manifestaciones agresivas.

domingo, 21 de octubre de 2012

La Ira y Como Controlarla


Pensamos que descargando nuestra Ira nos sentimos mas aliviados, pero luego que se va, es cuando peor nos sentimos, por que hemos dañado con nuestras palabras o actos a alguien de nuestro entorno, que queremos y que por lo general es el mas débil.
Recuerda que el autocontrol es un indicador de madurez. Debemos tener presente que no podremos progresar si dejamos que predominen los pensamientos negativos en nuestras vidas.
Está demostrado que las técnicas de manejo o control de la ira (Anger Management en inglés) ayudan a cambiar la forma en que expresamos nuestra ira o rabia. Mientras un enfado periódico puede ser hasta sano para dejar salir emociones negativas, pero cuando se convierte en la principal forma en que expresamos nuestras discrepancias con la forma de actuar o pensar de terceros, puede ser hasta peligroso. Tanto para las relaciones humanas como para la salud, pues un estado de irritación o ira constante influye negativamente sobre la tensión y el estado de salud general de una persona.
Aquí ofrecemos unos consejos para mantener la ira bajo control.
Consejos para controlar la ira o rabia.
1.       Tomarse un "tiempo": Aunque pueda parecer un cliché, contar hasta diez antes de reaccionar realmente puede calmar nuestro temperamento, sobre todo si es una persona compulsiva que suele hablar (o gritar) antes de pensar.

2.       Poner un poco de distancia de por medio: Es aconsejable tomarse un descanso de la persona con la que estamos enfadados hasta que nuestras frustraciones se disipen un poco. Esto también nos permite planificar mejor cómo abarcar el asunto que nos preocupa o que nos ha causado un disgusto.

3.       Expresar de forma clara el motivo de nuestro enfado: Es saludable expresar la frustración sin confrontación. No por gritar más fuerte tenemos la razón. Una argumentación inteligente y honesta suele ser mucho más eficaz que un enfado monumental. Se convence mucho mas si se identifican problemas y se plantean soluciones. Y si logramos convencer además al "culpable", pues hay mucha mas probabilidad de que el problema no vuelva a surgir.

4.       Hacer algo de ejercicio: La actividad física puede ofrecer una salida a las emociones, especialmente si estamos a punto de estallar. Salir a caminar o a correr, nadar, levantar pesas o simplemente subir y bajar las escaleras varias veces permitirá sacar la adrenalina de la ira sin confrontaciones.

5.       Pensar bien las cosas antes de decir nada: De lo contrario, es muy probable que digamos algo de lo que nos arrepentiremos después. Puede ser muy útil escribir lo que queremos decir para ceñirnos al tema o problema actual. Cuando estamos muy enfadados, es fácil dispersarse. Y si nos pasamos es muy importante saber pedir perdón.

6.       Identificar soluciones para la situación: En lugar de centrarnos en lo que nos hizo estallar, trabajar conjuntamente con la persona que nos enfureció para resolver el asunto en cuestión. Esto quiere decir que también debe estar dispuesto a escuchar la versión de la otra persona. No se puede llegar a acuerdos o soluciones sin antes comprender (no compartir) el argumento del otro.

7.       Hablar en primera persona al describir el problema: Esto nos ayudará a evitar criticar o culpar a la otra persona, algo que podría hacer que se enfadara más o sintiera resentimiento, aumentando la tensión. Hay que evitar que la otra persona se sienta acusada o criticada para que no se ponga automáticamente a la defensiva. Podemos decir, por ejemplo: "Me siento mal porque he tenido que hacer todas las tareas domésticas esta semana" en vez de "Deberías haberme ayudado" o "Eres un vago y no ayudas nada".

8.       No guardar rencor: Si podemos perdonar a la otra persona, ambos nos sentiremos mejor. No es realista esperar que todo el mundo se comporte exactamente como queremos. El rencor es un sentimiento muy negativo. Una vez resuelta una discusión es importante olvidar lo sucedido y no dejar que el resentimiento o rencor siga dentro, listo para salir en una discusión posterior. Intenta pensar en positivo.

9.       Utilizar el humor para liberar tensiones: Reírse puede ayudar a disipar la tensión. No obstante, no utilizar el sarcasmo; solo logrará herir los sentimientos de la otra persona y empeorar las cosas. Si una risa le parece imposible, intentar al menos una sonrisa.

10.   Practicar técnicas de relajación: aprender habilidades de relajación y desestrés también puede ayudarnos a controlar nuestro genio cuando aparezca. Practicar ejercicios de respiración profunda, visualizar una escena relajante o repetir una palabra o frase para calmarnos, como "Tranquilo". Otras formas demostradas para aliviar la ira son escuchar música relajante, hacer meditación, cocinar, escribir un diario y hacer yoga.

jueves, 18 de octubre de 2012

miércoles, 17 de octubre de 2012

Autoestima



Nosotros decidimos de que lado del espejo queremos estar, si hablamos de autoestima primero debemos de revisar la composición de  la palabra, Auto (yo) y estima (Quiero, amo, respeto); es decir cuanto yo me quiero o estimo.


Algo que muchos decimos " Yo doy todos por los demás y después veo por mi " o " Yo no soy tan importante, mi familia es la importante", con ello estamos programando lingüísticamente a nuestro cerebro, indicándole que no somos importantes y cuando tengamos una situación que nos pida actuar con seguridad vamos a rehuir a los retos o responsabilidades.

Para revertir estos pensamientos debemos primero aceptar que nosotros debemos de estar bien para que podamos entregar bienestar a los demás y aceptar nuestras fortalezas y debilidades.